Éste artículo lo vi originalmente en FinoFilipino y  me llamó mucho la atención. Aquí sólo hay un pequeño extracto de la entrevista con lo más relevante (y desconcertante) de la misma. En cualquier caso, os animo a leeros la (un poco más extensa) entrada original «Te enamoras de lo que inventas«. Amantes de las redes sociales, muy atentos a la última 😉

–Del amor, ¿qué dice la ciencia?

–Qué nació hace 3.000 millones de años, con la primera bacteria.

–¿Cómo fue la cosa?

–La bacteria lanzó un mensajequímico de “¿hay alguien ahí?”, aterrorizada de estar sola.

–¿Qué es el amor?

–Un instinto. El más primigenio de todos, evolutivamente. El instinto de fusión de un organismo con otro para garantizar la supervivencia.

–¿Es lo mismo amor y sexo?

–Durante los primeros 2.000 millones de años, era amor sin sexo. Hace 700 millones de años, aparece el sexo.

–¿Amor equivale a felicidad?

–La neurobiología lo demuestra: nadie es más feliz que una mente enamorada (y correspondida).

–¿Y la belleza no interviene?

–Sí. Y es un factor menos cultural que biológico: nos atraen los rostros simétricos. Y los que nos resultan más reconocibles, más familiares.

–¿Aman igual hombres y mujeres?

–Si se refiere a la libido, es distinta en hombres y mujeres. Para entregarse al sexo, la mujer necesita sentirse emocionalmente sosegada, a gusto, sin ningún tipo de angustia. En el hombre, en cambio, la excitación sexual resulta más independiente de  la esfera emocional.

–¿Qué implicaciones evolutivas tiene eso?

–Quizá el instinto del amor irá extinguiéndose: la mujer necesita menos al hombre cada día.

–¿Cómo se lleva con el amor la inteligencia humana?

– Nuestra inteligencia es hija del amor, hija del roce con el prójimo.  ¡El mayor reto para el ser humano ha sido su vecino! La relación social nos ha hecho inteligentes.