Cada vez que paso por un cumpleaños, aniversario o similar… me da por pensar estas cosas. No creo que sea el único que haya caido en este concepto y lo peor, es que cada vez que pienso en ello… me produce tristeza y satisfacción a partes iguales.

Lloramos, mucho o poco, pero lloramos cada vez que una persona muere y se va de nuestro lado. Bien por el afecto que le teníamos, bien porque no hemos de volver a verla… esa persona ha muerto y eso es algo contra lo que no podemos hacer nada. Ni nosotros ni ella. Cada vez que sucede esto, sentimos un vacio interior inmenso; pero eso que dicen de ‘mientras esté viva en tu recuerdo seguirá viva’… duele a veces más recordar ciertos buenos momentos compartidos con esa persona que hacerte a la idea de su muerte.

¿Pero y que pasa con los que estamos vivos? A veces pienso que lo de ‘7 vidas tiene un gato’ serviría bastante para nosotros lo no-gatos también. Mentiría si no os dijera que he visto morir a gente varias veces… y siguen paseando por la calle. Nosotros mismos… ¿Somos igual que cuando teniamos 11 años? Nuestros valores, ideales, forma de pensar, vergüenza, arrojo… ¿Son los mismos ahora que con 17 años? ¿Son los mismos ahora que con 25 años? Seguro que no. Y cuando se cambian tantas cosas de nuestro ‘disco duro’ interno, es que somos parecidos, pero diferentes.

A la frase de ‘Cualquier tiempo pasado fué mejoryo diria que ‘Cualquier tiempo pasado fue distinto‘. No puedes comparar dos cosas que no se rigen por los mismo términos y condiciones. Es como comparar una silla con una patata… ¿Cual es mejor? Pues depende de si tienes hambre o si estas cansado… por lo que la comparación falla por la base.

Al principio, te acostumbras a la forma de ser de la gente que te rodea (amigos, familiares…) y te sientes cómodo, estas en la zona tranquila, sabes como hablarles, sus principios, sus contestaciones y reacciones ante alguna situación… te acostumbras y te gusta. Pero, todos cambiamos con el paso del tiempo ¿Que pasa entonces?

Hasta que no me he hecho mayor, no entendía porque mi madre me seguia tratando como a un niño aún teniendo 14/15 años… no es porque no supiera que habia cambiado de niño a adolescente (en verdad ella lo sabia mejor que yo), era porque no quería que cambiase, por el cariño que le tenia al Claudio-niño y que veia como lentamente, el Claudio-adolescente lo estaba eliminando. ¿Cuanto daño hace eso? Ahora mismo, el ver como ya no puedo jugar a los mismos juegos, ni gastarle las mismas bromas, ni hacer las mismas actividades con mi hermana pequeña… me produce un pesar dificil de entender (incluso para mi) pero, como decia al principio, me produce tristeza por el perfil que se pierde y satisfacción por saber que está madurando. Y eso, es inevitable.

Tu novia cambia cuando es tu mujer. Los padres cambian de ‘cuidadores’ a ‘ser cuidados’. Los amigos cambian cuando vais a la universidad. Tus compañeros de trabajo cambian (al menos sus prioridades) cuando ascienden o promocionan.  Tus Los hijos dejan de ser bebés, para ser niños, después para ser rebeldes y más tarde se vuelven a asentar… pero a una cierta distancia de ti.

Con esto sólo quiero decir que, a lo largo de nuestra línea temporal vamos muriendo y renaciendo varias veces ( en lo personal, en lo profesional…). Tu pareja nunca debería preguntarte ¿Me quieres como antes? No. Nunca voy a quererte como antes, puesto que ambos hemos ido madurando… y si te quisiera como cuando tenia 18 años, es que algo he hecho mal.


3 commentarios

Jam · agosto 26, 2011 a las 5:10 pm

Claudio, tío… no tengo ni palabras para expresar la fascinación que me ha provocado este artículo…

Tremendo.

Lledó · septiembre 14, 2011 a las 8:29 pm

Jolines…. ni Herman Hesse.

Twitted by claudiogarcia82 · agosto 1, 2011 a las 10:13 am

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