¿Donde está el límite?

Puede que te guste un equipo de fútbol… puedes comprar su camiseta pero igual no te harias un tatuaje del escudo en el cuello, ¿Verdad? Puede que te guste un grupo de música, que te compres sus discos puede pasar… pero igual no los sigues de gira por todo el país, por mucho que te gusten, ¿Cierto?

Y en el terreno tecnológico-geek donde está el límite? Es decir, ¿Donde ponemos la frontera entre mi «vida digital» y mi «vida personal»? Yo personalmente no tenia dicha frontera hasta que la semana pasada me di cuenta de que las fronteras no afectan a la persona que las pone, sino también a las que se encuentran a un lado y a otro.

Poneos en situación: Sales a dar una vuelta un sábado por la tarde, sin más ambición que dar un paseo y distraerte un rato… entras a una pastelería y te das cuenta sorprendido de que tiene Foursquare y haces check-in. Sales de allí y vas a una tienda de complementos en la que reza un cartel en la entrada: «Por cada 3 check-ins, 10% de descuento en la siguiente compra» y pese a que no vas muy a menudo… haces check-in. Más tarde vas a tomarte un cafe a una cafeteria-pub (muy de moda ahora) y… anda! si también tiene Foursquare! Pues mira… por aquello del que dirán mis colegas digitales y amortizar mi smartphone y mi tarifa 3G, pues haces check-in… y además pones que te estás tomando un café de la isla de Java acompañado por productos de bolleria propia de la región, para más señas.

En menos de una hora he podido hacer 3 check-in: Uno por sorpresa, uno por beneficiarnos de una promoción y otro para decir lo exquisitos que son mis gustos.

Ahora bien… la cosa cambia cuando has tenido compañía durante todo ese trayecto, en el que has ido dejando migas de pan digitales. Quizas tú seas libre de hacer check-in, pero si vas acompañado, la otra persona también está haciendo check-in involuntariamente, incluso sin llevar teléfono o dispositivo inteligente. Ahí radica el problema… los dos mundos chocan (personal y digital) y no hay más remedio que elegir las situaciones en las cuales piensas caminar por uno o por otro. Obviamente esto pasa cuando tu acompañante te dice:  «Cariño, no es que me oponga a que a veces le hagas más caso al smartphone (ese que pediste con los puntos de los dos) que a mi… pero yo no quiero que el 80% de los contactos de facebook que compartimos… sepan en todo momento donde estoy, donde compro, que tomo para merendar y a que hora… sin yo haber dicho ni una palabra.«

La frase de «Tu libertad acaba donde empieza la de los demás» nunca tuvo una aplicación tan clara… a veces las mejores lecciones de uso de tecnología vienen dadas por parte de perfiles no-tecnológicos y, lejos de tomar estas frases como críticas, deberiamos hacerlas nuestras para enfocar mejor el uso de la tecnología.

 

¿Como usais vosotros esta tecnología? ¿Con cualquiera y en cualquier situación? ¿Trabajo es trabajo personal es personal?