Una paradoja con un nombre tan cutre sólo podía acuñarla yo… lo asumo.

Poneos en el caso: Estás paseando tan tranquil@ cuando ves una tienda de zapatos con unas ofertas increibles. Te acercas y ves que hay unos zapatos que realmente te gustan y a un precio muy muy por debajo de lo que costarían de normal. «Es una tienda que están de liquidación… claro, tienen que hacer ofertas así» piensas para ti… el caso es que entras a la tienda, te los pruebas y te vienen «un pelín» grandes… si costaran su precio y encima sin tu talla exacta no se te ocurriria cogerlos pero… uffff, es que cuestan menos de la mitad! Piensas «Ya me las apañaŕe… si me vinieran pequeños no tendría solución y les exigiría una talla más, pero si me vienen grandes, ya se me ocurrirá algo».

Una vez ya en casa los sacas de la caja, los miras, los remiras, los limpias… son perfectos (con la salvedad de que te vienen un poco grandes)(pero no no… son perfectos, calla y tira p’alante). Cuando vas a ponértelos te das cuenta de que caminas como un patoque chapotea en J&B y decides (en un arranque de ingeniería) ponerte dos calcetines en cada pié. El interior blanco, de deporte, gordo para que abulte y por encima uno negro, porque vas a ir de traje, con zapato negro y no eres John Travolta.

Y repites eso cada vez que te pones traje, para ver a tus clientes, para reuniones de equipo, para presentaciones y ponencias… porque realmente te ves bien con esos zapatos y has conseguido solventar el ‘problemilla’ de que sean de una talla mayor.

Pero, más allá de para lucir y dar buena imagen… el zapato debería de servir al pié y no al revés, cierto? Sin embargo, aquí hemos modificado el pié en beneficio del zapato. Con el doble calcetín, el pié suda más, traspira menos, gastas el doble de recursos (calcetines) de lo normal y, en casos extremos, te puede hacer parecer más alto de lo que en realidad eres… dando así una imagen al exterior elegante, si,  pero falsa.

Cambiemos el pié por empresa y el zapato por Plan de Marketing, Estrategia Social Media, Página Web o incluso un producto de telefonía… y ya la tenemos liada. Por el hecho de que un proveedor te de una solución (aunque atractiva) mayor a la que necesitas,  tu…

  • Cambias tu modus operandi.
  • Pones al equipo a disposición del recurso para poder ‘llevarlo bien’.
  • Explotas al de dentro (que al final eres tú) para poder lucir elegantemente esa solución que te han propuesto.
  • Gastas más recursos de los debidos para poder mantenerla.
  • Una cosa que no necesitabas, ahora tienes que esforzarte para poder llevarla.

…y ojo, no vayas a pedirle explicaciones porque, si recuerdas, estaban de liquidación 😉

La solución está, a mi juicio, como clientes en no morder más de lo que se puede tragar, en no comprar el último modelo porque es el mejor (cuando voy a usar un 60% de sus posibilidades)… y como proveedores, en ser honestos, trasparentes y coherentes con nuestro tipo de cliente y en las soluciones que ponemos a su disposición.

Aún así… creo que esta paradoja del doble calcetín puede aplicarse a muchos ámbitos más que al empresarial, ya que en el personal tiene infinitas comparaciones, no crees?


2 commentarios

Salva Pastor · marzo 22, 2012 a las 10:31 am

Como siempre, Claudio brillante.

Esta misma paradoja la aplicaré, con tu permiso, en el campo de las Herramientas Colaborativas. La gente cree que sólo porque son baratas o gratis les van a servir, y cuando no saben qué hacer con ellas, se quejan….

A seguir así, Crack!

Claudio Garcia · marzo 22, 2012 a las 2:17 pm

Gracias por tu comentario Salva 😉 Y si, el ‘todo gratis’ ha hecho bastante daño al criterio y a la valoración de (en este caso) ciertas herramientas por parte de las personas.
La paradoja en sí (igual que resto del blog) es CC, así que mientras se cite a la fuente nunca va a haber problema 🙂

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