Cuando la gente se porta bien contigo hay que agradecerlo… y más allá del simple hecho de corresponder, si tanto el trato como la experiencia ha sido positiva, estás en la obligación moral de recomendarlo. Pues eso es lo que nos pasó a mi mujer y a mi en nuestra semana grande (mi cumple, su cumple y nuestro aniversario en 5 días).

De normal siempre solemos programar alguna escapada, pocos días y coincidiendo en fin de semana, porque si bien ella es profesora… yo soy autónomo, que es algo así como ‘el trabajador de Schrödinger’ (todos los días son vacaciones porque es su propio jefe… pero no tiene vacaciones nunca porque es su propio jefe). Pues esta vez decidí programar 3 días tirando únicamente de contactos de Facebook y sus recomendaciones y propuestas. Y este fué el resultado:

Día 1: Comida en Danubio Alameda

Me quedé con las ganas de asistir a una degustación que hicieron hacía una semana (por, digámoslo suave… indisposición cervical xD) así que me puse en contacto con Marcos Robles y ahí empezó la ‘mágia’: Se podía haber limitado a darme el número del restaurante pero, lejos de eso, me informó del menú que había ese día, recomendaciones, avisó de que íbamos a ir y del detalle de que era nuestro aniversario de boda por lo que, una vez llegamos apenas tuve que decir mi nombre para que me ‘conocieran’ de toda la vida. Un trato exquisito, muy muy amables y una comida de mucha calidad. Me encanta la carne roja y doy fé de que aquella era casi insuperable. Como regalo, nos obsequiaron con sendos postres: Tarta de queso y chocolate + Tarta de chocolate. Brutal. Ah, y aunque parezca una chorrada… Diana Krall, Dina Whashington y Ella Fizgeral de fondo… ni que decir tiene el ambiente tranquilo que había. Muy buen sitio el Danubio Alameda.

Día 2 (mañana): Innaguración Cosas de Malú, en el mercado central de Denia

Nos fuimos hasta Denia para asistir a la innaguración por parte de Juan Fernández Moro y Maria Luisa Fernández de un puesto en el mercado central de Denia sobre (ojito): Chocolate, Te, Café y delicatessen en general. ¿Valió la pena el tiempo, la autopista y los kilómetros? En serio, cuando el producto tiene la calidad y la exclusividad de lo que hay allí, SI – SIEMPRE vale la pena. Un puesto muy ‘cuco’ y que cuenta con venta de te y café a granel, delicias de almendra (tejas de almendra, de pistacho, carbayones, etc.), joyas de limón, menta y naranja… y lo que para mi fué la estrella de la mañana: Las Moscovitas; a saber, galletas de almendra bañadas en chocolate. Ni que decir tiene que me hice con una buena bolsa de te de vainilla y canela, moscovitas y TeaTonics. Os diría que está de vicio todo… pero hay cosas que no llegué ni a probarlas de lo rápido que ‘volaron’ 😉

Dia 2 (noche): Observación nocturna en el observatorio de Aras de los Olmos.

Gracias al aviso por Facebook de Jose Vicente me enteré de que Astroescénica organizaba una observación nocturna del cielo desde el observatorio de Aras de los Olmos… adivináis dónde fuimos? Pues cualquier cosa que os cuenten de ese sitio se queda corta. Vale que la carretera hasta llegar tiene lo suyo, pero cuando se hace de noche y alzas la mirada al cielo… no tiene precio lo que ves. Alucinante. Como astrónomos aficionados, mi mujer y yo disfrutamos de lo más, pero tengo la certeza de que el resto del grupo que nada tenía que ver con la astronomía lo pasó en grande. Una charla, una visita por las intalaciones, explicación pormenorizada de cada aparato y sus usos… y después observación de cuerpos celestes desde uno de los telescopios. Inolvidable… y el hecho de que Jose Vicente hiciera gala de todo su conocimiento, paciencia y buen hacer fué lo que aportó un punto de calidad difícil de superar. Por cierto, este próximo fin de semana hay observación nocturna de las lágrimas de San Lorenzo o Perseidas… yo que vosotros ni me lo pensaría.

Día 3 (mañana): Estancia en el hotel Aras Rural

Por recomendación de Jose Vicente nos hospedamos esa noche en el hotel Aras Rural, el cual recomiendo por la paz y tranquilidad. Así que aprovechamos para ver los alrededores, subir hasta los molinos de viento, la ermita de la Virgen de Sta. Catalina, hacer una buena somanta de fotos por la zona y comer. Sería imposible poner todas las fotografías, sólo os digo que la zona alta de esa comarca es realmente digna de visitar.

Día 3 (tarde): Turismo de desvío

Es una de las cosas que más me gusta hacer cuando viajo con mi mujer de A a B, porque por el camino descubirmos A1, A2, A3… el caso, que cualquier cosa que te llame la atención es una buena excusa para parar: Un nombre de pueblo raro, un campanario atípico, un accidente geográfico, etc. Pues con esas premisas en la cabeza, visitamos Titaguas, Tuéjar, Chelva y el embalse de Benajéber (así como su pueblo abandonado). Gracias a las recomendaciones de Alex Sanz pudimos disfrutar a fondo de la zona, y ya de camino a ‘casa’, mi mujer vió una cascada a lo lejos, hice un derrape digno de provocar una vuelta de campana y hacia allá que nos dirigimos. Ni que decir tiene que, cuando estás tan cerca de algo, yo soy de los que dicen ‘Sería una lástima haber llegado hasta aquí… y no intentar subir la cascada por el lado‘. Y claro, acabo como acabo 😉


Parque eólico en Aras de los Olmos
 

Panorámica del Alto Turia
 

Pantano de Benajeber

Así que amigos, gracias. Gracias por crear contenido, gracias por vuestras recomendaciones, gracias por aconsejar y promocionar lo que hacéis o lo que creeis que vale la pena. De verdad, gracias… porque sin esas recomendaciones ese fin de semana hubiera sido muy diferente 😉