El pasado día 9 de Abril tuvo lugar en la Ciudad de la Innovación de Valencia, el primer congreso organizado por el grupo AVANT i+e al cual tuve el placer de asistir. No es mi intención resumir lo que pasó allí (ya hay gente que lo hace y bastante bien, como @RaquelMestres); decir que la organización fué estupenda, el emplazamiento digno de un evento así y hubieron ciertos detalles que hicieron descatar la labor de networking y de ‘buen rollo’ como que ponentes y público almorzaran y comieran todos juntos en la misma sala.

Pero como decia… no quiero resumir lo que allí pasó sino algo que me llevé de recuerdo, a modo de lección. Ésta vino en la mesa redonda que, dicho sea de paso… creo que ni fué mesa, ni rendonda. Sin duda fue uno de los puntos que se deberían mejorar, puesto que salvo un par de excepciones… el discurso de los ponentes era unidereccional y con un mensaje un tanto ‘comodo’ y que se está escuchando desde hace tiempo (eso no es innovar).

(he editado este párrafo puesto que me habeis hecho ver que no ha sido la mejor manera de expresarme. No queria ofender a nadie ni faltar al respeto… perdón)

Pues en esa misma mesa redonda, uno de los dos ponentes ‘excepcionales’ que hubieron, el señor Joaquín Sandoval Pérez, Director TIC de Germaine de Capuccini S.A. y Germipil S.A. el cual estableció que una de las razones de ‘todo lo que nos está cayendo’ ahora, tanto a nivel profesional como en las relaciones con nuestros semejantes no es culpa de los bancos, ni de los especuladores, ni de la corte celestial… sino del café!

Contó que cuando él era universitario, entre clase y clase se iba él y sus amigos a la cafeteria de Filosofía, puesto que antes era común para Filosofía, História y Psicología, puesto que alli se encontraban universitarios de más de medio campus, compartiendo experiencias, hablando y entablando relaciones sociales . Contó que más tarde, debido a la ‘riqueza’ y a la segmentación… hubieron tres cafeterías distintas, una para Filosofía, una para História y otra para Psicología.

Más tarde, por aquello de la privacidad, empezaron a haber cafeterias no sólo por universidad sino por departamentos… recluyendo a los investigadores y universitarios de la misma planta a interactuar con los suyos própios, imposibilitando ese enfoque múltiple o establecimiento de relaciones con otros ‘gremios’ universitarios.

Como culminación a toda esta ‘individualización’ contó que, como máximo exponente están las cafeteras Nesspreso… que te permiten tener tu propio café en tu propio despacho. Fin de lo social. El café siempre se ha concebido como una pausa, como un break para charlar… cuantas citas habrán empezado con un «…venga, te invito a un café y hablamos…».

 

Cuanto más terrenales y cotidianos son los ejemplos… más me doy cuenta de la ‘alienación’ a la que me someto en algunas ocasiones tras la pantalla 😉