Muchas veces con el ‘Y tú más‘ o el ‘Rebota rebota y en tu culo explota‘ es suficiente para zanjar una discusión o para responder a un comentario ofensivo. Son dos muy buenos argumentos (no nos engañemos), pero hoy en día ya no es como antes, o como antes del antes… cuando contabas con una ayuda extra y feroz para difamar y acabar (literalmente) con la reputación de alguien: La inquisición; tú señalabas amable y anónimamente a un señor con barba y decias ‘Ese es bruja‘ y la inquisición ya hacía el resto.
Siempre he pensado que era un buen sistema con unas malas bases, es decir…
- Dirección: Para empezar, la dirección de las acusaciones debería ser vertical y en ningún caso horizontal. Consideremos como ‘arriba’ a la gente con más poder decisión y ‘abajo’ como los que son afectados por las anteriores decisiones.
- Sentido: Este deberia ser ascendente; es impensable que los de arriba acusen a los de abajo y que éstos últimos paguen el pato. Han de ser los de abajo los que juzguen a los de arriba (que para eso los han puesto ahí. Supuestamente.).
- Las pruebas: Vivimos ahora mismo en una sociedad donde todo se queda registrado, por lo que las pruebas deberían ser fehacientes y constatables. Fotos, tuits, capturas de pantalla… si te han contratado para dirigir las cuentas de comunicación de una empresa y eres tan hábil que no sabes separar las tuyas personales de las de empresa y la lías… ¡ERRROOOR!
- La acusación: Inaceptable que sea anónima. Si existen pruebas y en justicia se considera que alguien ha hecho algo mal ¿Que hay de malo en decirlo? Hoy en dia parece que si lo dices eres un chivato o un antisistema, mientras que con este modelo serías un justiciero preocupado por el buen devenir de las cosas y admirado por el resto. ¿Cambia el asunto eh?
- Los actos: Antes se juzgaban actos heréticos en base a una fé; no digo que no sigamos siendo espirituales, pero deberían de juzgarse sólo los actos moralmente o humanamente incorrectos. No existe la política, no existen los favores mutuos ni el tráfico de influencias, no existen los precedentes… no; si está bien, no pasa nada y si actuas mal, la liaste one more time.
- El lenguaje: El lenguaje, tanto para hacer una acusación como para explicar una sentencia deber ser tan claro que lo pueda entender indistintamente un programador de lenguaje máquina como el gato bizco de Las Ventas de Alcolea. No hay jergas, no hay palabras tabú ni reservadas… es lo que es. Además, muchas veces los actos se explican solos, no hace falta hablar.
- Hogueras y muerte: Aquí no se mata a nadie que no lo merezca, no nos pongamos exquisitos y vayamos queriendo ajusticiar a todo el que nos ofende. El que esté libre de pecado, que le tire a la cabeza del ofensor la primera piedra y que la evolución natural de Gaia haga el resto. Las riñas de patio de colegio entre niños que no entienden de dobles sentidos ni suspicacias suelen ser las más justas: El ofendido riñe con el ofensor y en el 99% de los casos se zanja el tema con betadine y ambos vuelven a ser amigos. En el 1% de los casos restantes, se convoca a ambos padres a una tutoría y se llama al seguro del colegio para darle parte de los destrozos.
- Torturas: La tortura sólo se la debería de poder aplicar una persona a sí misma; es tontería pero a veces purifica. Lo que es intolerable es que una persona torture a otra, en la manera que sea:
- Si disfruta torturando, porque es un enfermo y debería ser ajusticiado como tal (ver punto anterior)
- Y si no disfrutase con ello, es tontería, puesto que ni el torturador ni el torturado están agusto haciendo lo que hacen.
- Cargos y equipos: Los puestos (todos) deberían ser rotativos. Uno no puede entender que ‘pertenece a una institución justiciera y así hago lo que quiero porque mi palabra es ley’, sino que debería entender que la institución pertence a la comunidad, de la que ha salido él.
- Periodos y reciclaje: Los periodos deberían ser de la duracción correcta para evitar ciertos comportamientos, situándose la horquilla idónea entre:
- Un presidente de escalera («Un año y fuera… balones fuera y que las derramas y el marrón se lo coma el siguiente«)
- Un presidente del gobierno («4 años por delante… a ver, ¿Aquí donde se guarda el dinero? Ya veremos luego como parcheamos esto… o no«).
Ya véis, arreglando el mundo cuando yo aún tengo la cama sin hacer. En cualquier caso y más allá de la coña (espero que este post se entienda como tal) hacia una institución muy oscura y más parecida a un híbrido entre la Gestapo y los Precoc de Minority Report… lo que escribo arriba no es tan descabellado. Apuesto por valores que deberíamos tener unos entre otros, como honestidad, trasparencia, justicia, generosidad, penitencia, arrepentimiento… en fin, esas cosas que cuestan tanto de aplicar y tanto más de mantener. Procesos y certificaciones de calidad ‘personales’ a la de ya! 😉