Semana Santa de 2013, esa iba a ser la fecha elegida para una cosa pendiente desde hace tiempo: Intentar alejarme por un tiempo de los gadgets tecnológicos de los que siempre estoy rodeado. Por mi salud mental y por la de los que me rodean. Adelanto ya que la entrada de hoy es un poco rara, lo aviso. Suelo experimentar conmigo mismo alguna que otra terapia, pero la de estos días ha sido cuanto menos, la más curiosa.

Motivación

  • No soy un gran empresario que tenga que estar pendiente de cada uno de los departamentos de su empresa a cada momento,
  • No soy un broker de bolsa que necesite estar actualizado de movimientos a tiempo real
  • Desde luego no me considero tan sociópata como para estar todo el día cotilleando las historias de los demás.

Así que ¿Por qué estoy todo el día dándole caña al móvil, o si no con la tablet, o si no conectado a internet desde el portátil? Si me molesta tanto que la gente no me mire a la cara cuando estamos en una conversación ¿Por que parece que yo haga lo mismo? Pués por estas y algunas razone más me propuse en un lapso de 5 días, un mini-experimento de saber si podría alejar mi ‘depencia’ e interaccionar más con la gente, no en el 2.0 sino en el cara a cara.

Herramientas

Para llenar ese vacío de tiempo que iba a encontrarme y dado que no fumo, me agencié  un par de libros, El Maestro del Prado de Javier Sierra y Winners and Losers: Creators and Casualties of the Age of the Internet  era  (regalo de mi gran amigo Abraham Marín).  Además, hice planes offline con amigos para un par de comidas, partidas de pádel y alguna que otra salida fotográfica. Sabía que no me iba a aburrir, pero quería saber cuando necesitaba tener cerca el móvil o la tablet cuando en realidad NO los tenía que necesitar.

Objetivos

  • Día 1: Vida normal y medir el uso de cada cosa
  • Día 2: Nada de móvil
  • Día 3: Nada de móvil ni de internet
  • Día 4: Nada de móvil, ni de internet ni de TV
  • Día 5: Libertad total y medir el uso de cada cosa otra vez

Desarrollo

Día 1 (normal)

Un día normal, de trabajo… por desgracia no un trabajo excesivo pero una cosa ‘bien’ para no aburrirme. soy autónomo del sector de la programación y desarrollo web, por lo cual mi dependencia tecnológica para estar conectado es bastante alta. El resumen de ese primer día fué

  • 25 tweets
  • 4 actualizaciones en Facebook
  • 2 fotos en instagram
  • 3h de TV pública
  • 6 correos enviados

Día 2 (NO móvil)

Dejé el móvil en la mesilla, silenciado. Estuve viendo procesiones de Semana Santa y quise poner alguna foto en Instagram. De otro lado pensé que realmente esa red estaría saturada de ese tipo de fotos en ese momento y que realmente yo no iba a destacar. Se me pasó el ansia 😉 Lo mismo pasó con Twitter o con subir fotos a Facebook. Me hizo plantearme el por qué subo las cosas que subo. ¿Fotos de procesiones? Seguro que las mías iban a ser las únicas y las más originales ¬¬ Tuve varios impulsos de usar el whatsapp o el LINE para quedar y comentar la jugada del día siguiente con los amigos pese a que ya estaba claro el sitio y el lugar desde hacía un par de días. No eché de menos los pocos juegos que tengo en el teléfono… y no sufría porque las partidas de triviados que tenía empezadas no caducarían hasta dentro de 15 días 😉

Día 3 (NO móvil NO internet)

Fué duro no tener correo en todo el día. Quizás lo peor. No eché en falta visitar webs que visito a diario o leer blogs. No poder acceder a Twitter desde el pc también tuvo lo suyo, pero después de mediodía ya ni me enteré. El segundo día sin móvil se me hizo un poco más cuesta arriba puesto que tanto en la comida como en la cena con amigos, todos estaban con sus smartphones ahí clikiclikicliki y yo… pués yo comiendo y disfrutando de un buen vino mientras veía una película sin tener que comentarla o escribir las citas más impactantes en alguna red social. Ala. Muy relajado.

Día 4 (NO móvil NO internet NO Televisión)

Me había acostumbrado a lo del móvil, no lo echaba ‘demasiado’ en falta. Fué duro seguir sin correo pero no se me hizo nada pesado el no tener televisión. Creo que es una cosa que no echaré en falta en el apocalipsis zombi. Jugué unas cuantas partidas de pádel y alguna que otra gané y noté como me quemaban los deditos de no poder tuitearlo. Más allá de eso, poca cosa 😉 Estuve de visita en un museo y tuve la necesidad MORTAL de hacer fotos y publicarlas, donde fuese… pero no pude. Se me pasó en cuanto pude quedarme más de un minuto seguido mirando la exposición y disfrutando de ella. Quien lo iba a decir, que las exposiciones están hechas para mirarlas y no para tuitearlas…

Día 5 (Vida normal)

La somanta de mensajes en whatsapp sin leer tenía 4 cifras, sólo digo eso. Pocos correos importantes que responder y lo que más me sorprendió: Twitter seguia funcionando sin que yo lo hubiese mirado. Ahí la cifra de menciones y mensajes sin leer rondaba los 50, pero me di cuenta que los que eran realmente importantes representaban menos del 2% del total. La televisión seguí sin echarla de menos, de hecho… para comer puse música en la minicadena. En mis tiempos de estudiante en el extranjero (cuya televión hablaba un idioma incomprensible) comía siempre así… no se por qué dejé de hacerlo 😉

Conclusiones

Mis amigos me dijeron alguna que otra frase que realmente me tocó y me hizo darme cuenta de cosas que, si bien me podría haber imaginado… nunca me había parado a pensar:

«- Se me hace raro verte sin el móvil entre las manos.»

«- Siempre había pensado que estabas tan pendiente del móvil porque no te gustaba juntarte con nosotros»

«- Haces mejores chistes desde que te los inventas y  no los lees de Twitter»

Es muy duro escuchar algo así de gente a la que aprecio mucho y con la que me encanta compartir el tiempo. A veces no te das cuenta de estas cosas mientras pasan. Está claro que no he hecho nada fuera de lo común y que llamar a esto ‘experimento’ es algo que roza casi en la venta de humo al por mayor… pero nunca está de más dar un pasito a un lado, mirar el paisaje y volver. En mi caso personal, me ha hecho darme cuenta de varias cosas a mejorar en mi comportamiento.

 


3 commentarios

Rafa · abril 2, 2013 a las 2:27 pm

Curioso experimento y me alegra que tu salud mental no se viera mermada ante semejante hazaña. Yo me pasé 3 días sin móvil en una casa rural con mi mujer (sin niña todavía) y fueron de los mejores días de mi vida… igual nos tendríamos que plantear dejar el móvil más a menudo.

Moisés Catalán · abril 2, 2013 a las 8:00 pm

Posts como este me animan a seguir escribiendo libros sobre redes sociales desde un punto de vista humano y psicológico. Muchas personas sufren nomofobia, que es el miedo a salir de casa sin teléfono móvil. Por lo que veo, no es tu caso y me alegro.
Me da por pensar en los nativos digitales, personas que han nacido ya con esta tecnología y redes sociales ya que ni se plantean dejar de usarlos 5 días. Sería interesante replicar el experimento con un nativo, a ver qué ocurría. Gracias por compartir tu experiencia Claudio 🙂

Mayte munoz · abril 3, 2013 a las 1:24 am

Ja ja claudio me ha encantado tu experimento, coincido contigo totalmentr, yo he estado un mes con un movil de solo llamar y recibir y sms….los primeros dias pero luego me acostumbre a no estar tan pendiente de las redes, del whatssapp…. y senti una liberacion total. Desde el jueves vuelvo a ser online pero mucho mas libre…. un abrazo

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